Al percatarse de la construcción de la presa de Jales de de Buenavista del Cobre, los pobladores de Bacanuchi mencionaron que interpusieron las denuncias correspondientes, solicitaron la documentación requerida y comenzaron a sentir temor ante un posible colapso, pero también por las filtraciones de sustancias tóxicas que se aprecian en las faldas de la presa y que se encuentran asentadas en el nacimiento del río que lleva el mismo nombre.
Dudan además sobre su correcta construcción y operación, pero sobre todo se encuentran preocupados por las mencionadas filtraciones de químicos y metales pesados que llegan hasta el agua con la que riegan la siembra, bebe el ganado y se filtra en los pozos para el consumo humano.
“Nuestro miedo es que la presa se vaya a reventar, porque es muy grande, y ya tiene filtraciones, está construida en un suelo inestable y arenoso”, mencionó Rosa María Vásquez, ejidataria del municipio.
Por su parte, Thelma Irene Moisa, integrante de los Comités de la Cuenca del Río Sonora, detalló que desde que se comenzaron a filtrar los metales pesados al vital líquido, la población comenzó a presentar afectaciones en la salud, como alergias e infecciones en la piel, afectaciones similares a las que tienen los habitantes del Río Sonora.
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